YO Y LA RUTINA

"Descansa poco, rinde poco"

No entiendo por qué existe el lunes ni, mucho menos, las siete de la mañana. Lo peor de todo es cuando se juntan, dando lugar a una de las peores combinaciones, por no decir la que más, de la faz de la Tierra. Tampoco entiendo por qué se acepta pulpo como animal de compañía ni por qué el ser humano es capaz de aceptar un horario tan sumamente temprano para ir a trabajar o estudiar. Está bien y queda muy bonito decir que lo importante es aprovechar el día, aunque no ha de ser por la mañana, también se puede aprovechar la tarde y la noche. No creo que nadie sea capaz de dar el 100% de sí mismo a horas tan mañaneras (palabra que me acabo de inventar), por no decir nocturnas. No tengo en mi poder estudio alguno con el que pueda afirmar que el cerebro rinda mejor cuanto más tarde sea, pero sí que es cierto que sino está descansado no es capaz de funcionar como de costumbre. Por eso si a la mayoría le pueden dar las once o las doce de la noche hasta que consiga dormir, quiere decir que nadie, o casi nadie, podrá tener al día siguiente un cerebro descansado completamente.

"La noria infinita"

Todo ello no me importaría si cada día a las siete de la mañana me prometieran que fuera a vivir un día diferente al anterior. El problema llega cuando los hechos se suceden cada vez con más frecuencia hasta convertirse en la tan odiada rutina. No creo que nadie quiera reconocer que su vida es una rutina, ya que iría, sin pasar por la casilla de salida, al grupo de los aburridos que no saben vivir bien la vida. El miedo a reconocerlo puede llegar a ser aceptable, aunque lo peor de todo es no querer acabar con ella. No es que haya vivido un extenso período de vida para poder hablar de ella como si entendiese, pero sí que pienso que todos deberían "obligarse" a sí mismos a realizar tareas que se alejaran de la rutina. Desde ver una película, salir con la familia o amigos, hasta ir a correr. Cualquier actividad que te haga ser consciente de que existe algo fuera de esa en la que vives, que te cuesta reconocer, y que se llama rutina. Habrá quien sea capaz de reconocer que vive en una rutina, e incluso que le gusta. Aunque, no sé si seré el único, pero creo que vivir en una rutina, como un acto monótono que es, acaba aburriendo a aquellos que la padecen. No pretendo alentar a nadie para que abandone los estudios o su trabajo, ya que hoy en día, por desgracia, nadie es capaz de sobrevivir sin dinero. Pero sí que trataría de fijar una meta cada día, para que ninguno sea diferente, y al final del día puedas presumir de haber vivido un día diferente al anterior.

"Comerse la tostada sin razonar"

Me pesa, pero creo que tendré que acabar reconociendo a la RAE como un buen diccionario que define las palabras como ha de ser. Utiliza las expresión "cosas sin razonarlas" para referirse a la palabra rutina. Al fin y al cabo, lleva gran parte, o incluso, toda la razón, ya que no acostumbramos a preguntarnos a diario por qué me levanto a esta hora o por qué tengo que ir a estudiar o trabajar. De manera indirecta o a veces directamente, pensar en el motivo de todas estas acciones diarias depararían en el dinero. Por desgracia, está tan dentro de nosotros que lo vemos como algo normal. Solo aquellos que se preguntan el porqué de las cosas son los que finalmente deciden dar un giro a su vida. En ocasiones, es el amor y en otras, es simplemente vivir nuevas experiencias, lo que se anteponen al motivo del dichoso dinero. Viajar sería una gran opción para variar de la rutina, aunque no siempre se ha de cambiar de paisaje para dejar la rutina a un lado. Solo basta con dedicarle el mayor tiempo posible a aquello que te apasiona, aquello con lo que disfrutas de verdad. Dicen que el trabajo deja de ser trabajo cuando te gusta lo que haces en él, aunque creo que hasta en dichas ocasiones, el tiempo acabará dando la razón y habrá un momento en el que el ocioso trabajo se acabe por convertir en el rutinario y odioso trabajo.

Creo que, después de todo lo escrito, ha podido quedar clara mi posición con respecto a la rutina. De no ser así, lo reafirmo en esta frase: "Creo que lo peor que le puede ocurrir a alguien es que su vida se convierta en rutina." Necesitamos movimientos nuevos, ya sean físicos, mentales, o incluso espirituales. No importa el tipo, pero han de ser diferentes a aquellos movimientos rutinarios que consisten en levantarse, ir a trabajar, volver del trabajo y dormir. No se puede asumir una vida en la que pasas más tiempo en la silla del trabajo que con la familia y amigos, es decir, dedicar más tiempo a las obligaciones que al ocio y disfrute. Si bien es cierto que existirán aquellos días en los que el trabajo ocupe parcialmente el día, o en la totalidad al completo de éste. Pero siempre se ha de pretender que esos días se conviertan en la excepción y que lo común sea vivir días diferentes, experimentar emociones distintas día sí y día también. No con ello quiero volver a la mentalidad infantil en la que pensábamos que lo mejor sería vivir siempre de vacaciones y que los estudios y el trabajo no sirven para nada. En ningún momento quiero volver a pensar eso, pero sí que añadiría a la rutina una palabra, muy de moda en el panorama político actual, alternativa. Una alternativa, un cambio que consiga despejarnos de la tan aburrida rutina.

"Hasta los ricos se aburren de su rutina de lujos"



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SOBRE EL AUTOR

Este mundo de hoy va demasiado deprisa: quieren conocerme cuando no lo he hecho ni yo todavía.

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