YO Y EL EXAMEN

"El examen es sólo una actividad más"

Creo que ha sido una de las frases que más he oído durante mi trayectoria como estudiante, la cual para mi desgracia no ha llegado todavía a su fin. Siempre he intentado llevarla a la práctica para intentar no ponerme nervioso a la hora de hacer un examen, aunque hubo un momento en el que cambió mi manera de ver los tan temidos exámenes. Fue a partir de que empezara a recibir los criterios de calificación que cada profesor tiene para su asignatura. No me gusta generalizar, pero puede que no esté muy lejos de la realidad si digo que en la mayoría de mis asignaturas, el porcentaje que recibe "una actividad más", es decir, el examen, es del 80%. Tal vez, no sea una actividad más como pretenden hacernos ver. Intentan fomentar el trabajo diario cuando éste se ve reflejado con un mísero 20% o, en ocasiones, 10% de la nota final. En mi opinión, han conseguido que la finalidad del examen se haya distorsionado, es decir, la verdadera utilidad del examen es el hecho de aprender conocimientos nuevos, aunque realmente ha acabado convirtiéndose en el método para aprobar, sin importar si has aprendido o no, o por lo menos, esa es la perspectiva que tiene uno como estudiante.



"Exámenes con sentimientos"

Nunca he experimentado un examen desde el punto de vista de un profesor, aunque no sé si éstos tendrán en cuenta al alumno. El alumno es aquel que no todos los días coge el bolígrafo de la misma manera. Puede que existan una serie de factores que le hagan no poder aprobar el examen. Es por eso, por lo que creo que los exámenes son subjetivos. Al no ser máquinas y, por suerte o por desgracia, tener sentimientos y emociones, no somos capaces de hacer igual un mismo examen en días diferentes. Estoy completamente seguro de que el profesor no tiene parte de culpa alguna en que hayas hecho un examen en un día en el cual has sufrido varios imprevistos. Aunque puestos a culpabilizar, y en cuanto a exámenes se refiere, no creo que sea la mejor idea reformar un modelo de examen, como es el de la Selectividad, la cual tuvo el año pasado un porcentaje de aprobados del 95,48%. (Fuente: Selectividad 2014) Cada uno puede sacar sus propias conclusiones, pero, bajo mi punto de vista, no creo que se deba modificar aquello que da buenos resultados.

"Más dinero, más formación"

Por suerte, para aquellos que se lo pueden permitir; por desgracia, para aquellos que no, la educación se acabará convirtiendo en un bien de lujo. Sí bien es cierto que en España se puede presumir, hasta el momento, de tener una educación pública y gratuita hasta la mayoría de edad, obteniendo así el graduado de Primaria, ESO y Bachillerato. Si tu deseo es continuar formándote lo puedes hacer en una universidad pública, pero no gratuita. Allí también te encontrarás con otro impedimento, ya que deberás tener el título de B1 en Inglés, el cual ronda la cifra de 95€. Aunque tratando de ser realistas, no creo que con la educación recibida en el instituto, se pueda aprobar dicho examen. Por lo cual, puede que te veas obligado a recibir clases particulares para aprobar un examen de un idioma, en el cual ni siquiera el presidente del Gobierno es capaz de hacerse entender. Todo ello, sumado a los gastos varios que trae consigo la vida de estudiante. 

"Para que luego digan que estudiar es caro"

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SOBRE EL AUTOR

Este mundo de hoy va demasiado deprisa: quieren conocerme cuando no lo he hecho ni yo todavía.

2 comentarios:

  1. Aaaaay Pablo, Pablo... dímelo a mí que tengo dos pequeñuelos y uno de aquí a unos cuatro años estará pensando en ir a la universidad (o eso espero) y tendré que soltar una guita (que ahora no tengo y no sé si tendré) y no será poca, no... pues como bien tú dices, y también llevo yo un tiempo diciendo, se va a convertir en una oportunidad o opción para los de clase alta o, más bien, muy alta.
    Llevo tiempo pensando en hacer algún fondo para poder sufragar esos gastos en el futuro. Si al menos pudiera deshacerme de la hipoteca, con lo que pago cada mes, podría costearlo si problema. Pero la hipoteca me hace sangrar, todavía, mucho cada mes.

    Aprovechar la oportunidad que tenéis los estudiantes que ya estáis ahora en la universidad, que como sigan los de la derecha, no sé si podremos acabar las carreras universitarias de muchos españoles.

    Sobre los exámenes, pues veo que en el instituto dónde va mi hijo, cuenta la nota de examen como un pequeño porcentaje que se mezcla con la actitud en clase, la aportación, el equipo con compañeros y los trabajos que se hacen. En el primer trimestre, el niño nos vino con nota de lengua de "suficiente". Nuestro hijo lee mucho, escribe mucho (porque hace cuentos, cómics, etc) y hace menos faltas que incluso algunos profesores que tengo como amigos.. pero en fin, aceptamos que algo iba mal y ya está.
    A las semanas después, viendo su libreta vimos que el examen con nota más baja que tenía era más de un 7,5 y el resto, superaban los 8!! Se lo comentamos y decide, el niño, hablar con su profe. Ésta le dijo que sí, que sus exámenes eran buenos pero que contaban otras cosas. Por lo tanto, sus trabajos, sus exámenes son de una media de 8 pero la nota final puesta es un 5. ¿Porqué? Pues no sé. Cuando tengamos la reunión con su tutora, lo tenemos apuntado para intentar entender que cómo le baja tanto la nota en "clase" por su actitud o participación...
    En fin, que no te quiero aburrir con el tema, porque me podría estar horas y horas hablando sobre cosas que no sé porqué no me dedico a ello y prefiero guardar respeto a esos profesionales que gran labor hacen educando a nuestros hijos.
    Un saludo, Pablo!

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    1. Ese es el problema de muchas familias como la tuya que, por desgracia, no sólo tienen que pagar la educación de sus hijos, sino que también tienen que hacer frente a hipoteca, luz, agua e incluso, fíjate qué locura, comida para alimentarse. Todo eso, con un sueldo, o en el mejor de los casos dos, con los que no se puede pagar todo. No pretendo entrar en asuntos muy personales, pero sí que imagino que tus hijos, como niños que son, te pedirán algún capricho que otro y, aunque no sea padre, creo que es muy difícil, por no decir imposible, decir que no a un hijo.
      Tal vez no lo haya aclarado pero, por suerte o por desgracia, todavía no estoy en la universidad, sino en 1º de Bachillerato. Por ello, no sé si cuando tenga que ir a la universidad, estudiaré tres, cuatro o cinco años.
      No quería escribir sobre una experiencia muy cercana porque no me parecía apropiado, pero la verdad es que ocurrió lo mismo que a tu hijo. No sé en qué curso estará pero tratándose de Bachillerato, como es mi caso, la media es muy importante para acceder a la universidad y es un poco fastidioso sacar un nueve en el examen para que luego te ponga un punto menos en la nota final porque mi actitud en clase (hago la tarea y no molesto hablando) me baja la media.
      Por cierto, me alegra leer eso de que todavía hay niños apasionados por la lectura y, sobretodo, por la escritura. Eso es algo que no debería perder nunca. No es aburrimiento ninguno, al contrario, es un placer ver que la gente comenta. En cuanto a lo de que educan a nuestros hijos, lo cierto es que discrepo en parte en eso. No es obligación, sólo recomendación, pero aquí te dejo el enlace en el que expreso mi opinión sobre los profesores/educadores. http://yoypablo.blogspot.com.es/2014/05/yo-y-la-motivacion.html
      Saludos y gracias por el comentario!

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